miércoles, 29 de junio de 2011

Ai no tetsugaku - Capítulo 15 3/3: "Si aún tu corazón palpita por su nombre, no ahogues esos latidos".

–Bien. Aquí es el único lugar que me falta por visitar... –dijo Chiharu bajando de su auto.
  Corrían lágrimas amargas por mis mejillas. Chiharu ya no está. Esto es todo. Hasta aquí había llegado mi misión en este mundo. Era como si quisiera prender un foco sin energía. Era como si deseara acercarme al fuego sin quemarme. Era simplemente imposible vivir sin él.
¡Arekusandā–gritaba Chiharu en cada rincón del bosque –¡Si estás ahí, respóndeme, por favor! ¡Te necesito...! –fueron sus incesantes gritos por lograr encontrar alguna pista. 
  Mis ojos deseaban cerrarse para nunca más volverse a abrir. Mi corazón deseaba dejar de bombear sangre. Mis pulmones, deseaban dejar de respirar... Sin embargo, una ráfaga de luz parecía haber iluminado mi alma entera. Escuché un grito, un grito proveniente de una voz muy familiar. Pero me limité a responder, porque simplemente, no deseaba ser encontrado. ¿Para qué? ¿Para después tener que vivir sin Chiharu? No. Prefiero la muerte antes que eso.
¡Arekusandā...! ¡Respóndeme! ¡Soy yo, Chiharu...!
  Aquél grito había penetrado a mis oídos como la luz del Sol penetra en el lugar más oscuro. "Soy yo, Chiharu". Entonces, mi alma volvió a mi cuerpo, y mi corazón, empezó a latir con fuerza.
¡¡Chiharu...!! –grité con la voz gastada.
¡AREKU! –exclamó Chisa-kun con una sonrisa indescriptible.
  Entonces, empecé a llorar. La felicidad que me invadía era imposible de explicar.
  Chiharu corrió hacia el lugar de donde mi voz provenía. Al acercarse a mí, se veía muy exhausto. Jadeaba con los labios secos. Y su rostro tenía algo de barba. Era cierto, él se había descuidado mucho. Su bello pelo lucía muy despeinado... Era una lástima verle en ese estado. Y todo por mí.
–¡Chiharu! –grité mirándolo a los ojos –¡Creí que te había perdido para siempre...! –dije llorando mientras lo abrazaba con fuerza.
¡Tonto! Jamás haría algo así. Cuando estaba en la estación, un profundo sentimiento me limitaba a acercarme a la fila del tren. A pesar de todo, yo sabía que no podría subirme para irme y alejarme de ti... Es algo que no haría ni nunca haré –dijo abrazándome entre sollozos –. Arekusandā Mitsou, te amo.
–¡Yo también te amo, Chiharu, te amo con todo mi ser! –respondí aferrándome a su cuerpo. Nos mantuvimos un buen tiempo abrazados. Mi cuerpo empezó a temblar, y mi vista, se nublaba. No entendía por qué sucedía eso. Sólo me importaba que Chiharu estaba ahí, a mi lado, cuidando de mí, abrazados en la oscuridad de la noche.
–¿Areku...? ¡Arekusandā! ¿Estás bien? –preguntó Chiharu mirándome a los ojos con expresión preocupada y triste, pero a la vez irradiando extrema felicidad.
–Sí... estoy bien... contesté sintiendo mi voz apagarse.
¡AREKUSANDA! –gritó Chisa-kun –¡RESISTE, POR FAVOR...! Pero sus gritos ya no eran oídos. Mi cuerpo había desmallado ante tanto maltrato y dolor.


• • 


–¿..Eh? ¿Dónde estoy? –pregunté abriendo mis ojos –¿Qué...? –. Al mirar a mi alrededor, observé que estaba acostado en una camilla, con suero y varias vendas dispersas en mi cuerpo. Estaba en un hospital. Miré a mi lado, y vi a Chiharu, durmiendo sin su chaqueta. Entonces fue cuando noté que ella cubría mi torso. Una lágrima brotó y permanecí en silencio, mirándolo dormir. 
  Pensar que estuve a punto de renunciar a la vida... imaginando tener que vivir sin él. Esto es como un sueño. Es como una película de esas donde el amor es más fuerte que todo. Aunque, eso también ocurre en la vida real, porque yo lo estoy viviendo. 
  Pasé casi una hora mirando a Chiharu dormir. De pronto, sus ojos empezaron a abrirse, y apenas me vio despierto, contemplándolo con delirio, se enderezó con prisa y una gran sonrisa se apoderó de su cara.
–Arekusandā, ¡estás despierto! exclamó mirándome –¡Enfermera, enfermera! –gritaba con agitación mientras salía del cuarto –¡Ya despertó! –dijo entrando con una de las enfermeras que aparentemente, me había monitoreado durante el tiempo que permanecí inconsciente. Ella se acercó a mí. Observó con atención todos los aparatos que me rodeaban, y luego, me sonrió. Anotó algo en la tabla de control y salió del cuarto, diciéndole a Chisa-san que le avisara de cualquier cosa que suceda.
–Chiharu... –dije mirándolo –¿Cuánto tiempo estuviste aquí? –pregunté.
–Desde... veamos... ayer por la noche –respondió sentándose a mi lado, arrimando la silla más cerca de la camilla –. Ahora estoy convencido de que en verdad posees sueño muy pesado –comentó riendo.
–No seas tonto –dije riéndome, evitando agitarme por las heridas que me causaban dolor al moverme –. Oye... 
–Dime.
–Gracias por cuidar de mí –dije sonriendo.
–No tienes por qué agradecérmelo, Areku –respondió acariciando mi frente –. Quien debe agradecerte soy yo. Si no hubieras llegado a mi vida, probablemente ahora sería un muerto en vida.
–No digas bobadas, Chiharu –dije –. Tu tienes todo para ser feliz. Tienes fama, dinero, fans...
–Pero no te tenía a ti –completó acercando su rostro –. ¿De qué me sirve el dinero y fama si no tengo amor? Es sólo basura lo demás. Lo único que brilla para mí eres tú, y nada más.
–Te amo –dije desde lo más profundo de mi corazón –. Te amo como nunca antes había amado.
  Entonces, él tomó mi mano derecha, y la colocó entre sus cálidas manos. Era la primera vez que sus manos no estaban frías.
–Te amo. Nunca lo olvides. Tú estás aquí –dijo colocando mi mano en su pecho –, en mí corazón. 
  Mi corazón empezó a latir con rapidez; y mi cabeza, comenzaba a ser invadida por sentimientos indescriptibles hacia Chiharu. Él acercó sus húmedos labios, y me besó con dulzura y sinceridad. 
  ¿Qué más podía pedir? Él y yo, juntos. Nada era más valioso que aquel momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario