sábado, 2 de julio de 2011

Riko-tekina ai no tetsugaku - Capítulo 16: "El libro de nuestros sentimientos".

–¿Cómo te fue con tu... admirador, Misaki? –preguntó Nori mientras la van avanzaba a paso lento.
  Era cierto. Se había dado cuenta.
–Bien –respondí en seco. No quería decir nada al respecto. Aún no tengo claro qué es lo que siento.
–¿Bien? ¿Así nada más? –dijo Senpai –Yo creo que te fue más que bien... –agregó bajando la voz.
–¡ Calla, idiota! –exclamé entre dientes –Tú no has visto nada.
–¿Cómo que no? No estoy ciego –respondió sonriendo de forma perversa –. Se nota que se tienen un cariño muy grande... –insinuó en voz baja.
  ¿Qué podía hacer? Realmente vio todo.
–Pues sí, nos tenemos un cariño muy grande –admití con orgullo –. ¿Y a ti qué te importa eso? ¿Acaso te gusta Nowaki? –pregunté con intención de molestarlo.
–¿A mí? No, por favor. Él es una persona con carácter extremadamente difícil de comprender. No me gustan las personalidades así. Además, soy un hombre. Y a los hombres pues... no deberían gustarle los hombres, si no las mujeres –dijo en tono ofensivo.
–Que me guste Nowaki o no, no es tu problema –dije tratando de cortar la conversación.
–¿No es mi problema? ¡Por supuesto que lo es! –decía en tono de voz muy bajo, ya que nos podrían oír –El hecho de que estés saliendo con un novelista famoso tiene mucho de problema en mi vida! ¿Que acaso estás loco? Éso puede arruinar nuestra imagen como "Invisible Lover". 
–¿Qué...? Oh, vamos, Nori. ¡No seas tan dramático! No sucederá nada de lo que dices.
Sí, claro. Sólo recuerda lo que te he dicho ...no será bueno para ti –culminó.
  No quería seguir hablando del tema. No era algo que Nori-Senpai pudiera comprender.
  Permanecimos en silencio hasta que llegamos al restaurant. Okawa-san estaba de lo más entretenido conversando con Kaito-san. Yo, en cambio, estaba jugando con mi comida. Realmente me aburría el tener que soportar las conversaciones de Okawa... Sólo habla de dinero, poder y más dinero. ¿Qué gracioso, no? Podría estar ahora mismos haciendo algo mucho más entretenido que esto...
–Oye, Misaki, te ves realmente cansado –dijo Kaito.
–¿Eh? No... estoy bien, Kaito-san –respondí enderezándome en la silla.
–¿Notaron la presencia de Nowaki Hashimoto? –comentó Okawa-Sensei con los ojos asombrados –¡Quién diría! Hasta celebridades han atraído estos jóvenes.
–Sí... quién lo diría, ¿no? –asintió Nori, insinuando con la mirada puesta en mí.
–Soy un gran admirador de los trabajos de Hashimoto –continuó Okawa-san –. He comprado todas sus publicaciones. ¡Es increíble como escribe! Es más –dijo abriendo su bolso –, ando trayendo conmigo uno de sus libros. Éste es "Luna de cristal" –dijo sacándolo –, uno de mis favoritos. 
  Observé el libro con detención. Era de tapa dura. Hermoso y perfecto como su autor. Sentía un deseo incontrolable por tenerlo en mis manos.
–Disculpe, Sensei... –dije mirando con devoción al libro –¿Me lo prestaría? Me encantaría poder leerlo.
–¡Pero claro, muchacho! Es todo tuyo –respondió dándomelo –. Puedes quedártelo. Tengo una copia exacta de este episodio en casa.
¡Muchas gracias! –exclamé sosteniendo aquella reliquia.
  Comencé a hojear el libro, ignorando al resto. Leí su introducción. Allí estaba la carta de saludo de Nowaki. Qué lindo se expresaba. Con ese carácter frío y distante, que cuando lo conoces más a fondo, es una ternura de persona. Estuve un buen rato mirando su contenido. Luego, lo guardé en mi mochila, y seguí comiendo, con intención de retirarme lo más rápido posible.
  Minutos después de haber terminado de almorzar, nos despedimos de Okawa-san y cada uno, siguió su rumbo. 
  Nori me invitó a jugar bolos con sus amigos, pero preferí caminar por el puente del centro. Kaito se retiró diciendo que tenía una llamada importante que hacer, mientras que el tipo de la van, se negó a llevarnos a casa, puesto que debía ir a las afueras de Kyoto con "urgencia".
  Saqué el libro de Nowaki y me senté en una de las bancas vacías que habían en la pequeña plaza, a la salida del puente con vista al río. Comencé a leer el sexto capítulo, el cual me había llamado la atención por su nombre: "A la luz de la luna". Inicié el texto interpretando a sus personajes y respectivas expresiones.
¡No te quiero perder! –exclamó el joven apasionado Eres lo único que vale la pena en mi vida. Sin ti, siento que mi alma desfallece a cada segundo que pasa. ¡Tu existencia hizo mi existencia! Por favor, no te vayas... porque yo, te amé desde el primer momento en que te vi, y seguiré amándote hasta el fin de mi existir.
–...No temas, dulzura –continuó una voz sonando detrás de mí –. Yo estaré siempre contigo. Donde quiera que vayas, mis latidos formarán parte de tu corazón.
  Detuve la lectura apenas esa voz dijo la parte del amado. ¿Quién era...? Volteé mi cuerpo, y vi una exquisita sonrisa plasmada en el rostro de Nowaki, quien miraba el libro, su libro, el cual sostenía en mis manos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario