miércoles, 8 de junio de 2011

Ai no tetsugaku - Capítulo 11 3/3: "Lo que hago por amor".

–Areku-chan –dijo por detrás Chiharu –, ¿te encuentras bien? Te veo un poco decaído. Si quieres cancelo todo y nos vamos a casa para que des-
–¡No! –exclamé interrumpiendo a Chisa-san –No quiero irme a casa. No necesito que canceles ni hagas nada por mí. Estoy bien.
  Chiharu notó una diferencia en mi humor, y repuso enérgicamente:
–¡Oye! ¿Qué rayos sucede contigo? –preguntó en tono preocupado –Hace un buen tiempo que te noto muy distinto.
–No pasa nada.
–¿De verdad? –volvió a insistir.
–¡Qué estoy bien, hombre! –repetí enojado ante la insistencia. No le miré a la cara y me alejé casi como si estuviera huyendo de él.
–¡Arekusandā! –exclamó Chiharu-san a punto de gritar, si no fuera porque todos nos mirarían –¡Ahora mismo me vas a decir que demonios pasa contigo! –dijo tomándome fuertemente del antebrazo.
–¡Suéltame...! –contesté jaloneando mi brazo.
  Chiharu me miró con ojos aterrados, y, casi de manera dolorosa, a juzgar por su expresión, me soltó.
  En ese instante, salí corriendo de allí sin rumbo determinado. Bajé el ascensor y le pedí a Ruchia-sama que me llevara a casa de Chiharu-san.
–¿Qué sucedió, Areku-chan? –preguntó mirándome atentamente Ruchia al momento en que se detuvo frente a la entrada –Noto una actitud muy extraña en ti.
–No sucedió absolutamente nada, Ruchia-sama... –respondí casi a punto de llorar –. Oye, ¿puedo hacerte una pregunta? –dije cabizbajo.
–Por supuesto, cariño, pregúntame.
–¿Qué relación existe entre Hiroshi y Chiharu? –pregunté amargamente, tratando de disimularlo con mucho esfuerzo.
–Hiro-san es amigo desde la secundaria de Chisa-kun.
–¿Sólo éso? –dije algo dudoso.
–Y... últimadamente, Hiroshi ha estado actuando de manera rara con respecto a Chiharu.
–¿"Manera rara"?
–Así es. Al parecer, Hiro-san tiene sentimientos hacia Chisa.
Lo sabía –pensé –, ¡y Chiharu-san está al tanto de éso! Todo a sido una gran mentira de parte de él... ¡Todo! Maldita sea, ¿cómo pude caer en su trampa? –reflexionaba en silencio.
–Arekusandā –dijo Ruchia rompiendo el silencio que se había formado luego de su respuesta –, ¿por qué me preguntas todo esto?
–¿Yo? –respondí saliendo del trance en que me encontraba –Por nada, sólo tenía curiosidad en saber más de Hiroshi Fukuzawa, sólo eso –mentí sin mirarla a los ojos.
–Areku... –dijo Ruchia tomando con su cálida mano mi mentón –No intentes mentirme. Yo sé que algo sucedió entre Chisa-kun y tú, y quiero que me lo reveles ahora mismo.
–¿Qué...? ¿Cómo puedes estar tan segura de lo que afirmas? –dije aguantando las ganas de llorar que mi interior tenía.
–Porque tus ojos están cubiertos por una cortina de lágrimas –respondió tranquilamente –. Vamos, a mí no me puedes engañar.
–Sucede que... Hiro-san me ha advertido de que jamás me vuelva a acercar a Chiharu-san.
–¿Qué? –dijo muy concentrada en lo que decía.
–Sí. Se me acercó y comenzó a decir una serie de cosas, entre ellas, su amor por Chiharu –expliqué sintiendo lágrimas caer por mis mejillas –, como tratando de hacerme daño, mucho daño. Sin embargo, logré parar su maldita argumentación, diciéndole que no me interesaba en lo absoluto Chiharu-san, agregando que era todo suyo... –culminé ahogándome de tristeza, con mi rostro mojado de tanto había llorado.
  Ruchia-sama se detuvo a contemplarme detenidamente, con una expresión angustiada, mientras lanzaba pequeños suspiros. De pronto, sacó un pañuelo de su bolsillo y, empezó a secar mis lágrimas. La miré y le sonreí levemente.
–Muchas gracias por preocuparte, Ruchia-sama –susurré.
–No me lo agradezcas, muchacho –respondió sonriendo –. Ahora, anda y acuéstate. Debes descansar.
  Sin responder, asentí con la cabeza y bajé del auto, casi tambaleando.
  Ruchia cerró la puerta del auto y lo puso rápidamente en marcha. A continuación, me volteé y abrí la puerta de la casa. La cerré y dejé mi saco en el sofá. Subí las escaleras, sin prender las luces, y me dejé caer dolorosamente en nuestra cama. Es decir... la cama de Chiharu Takemura. A penas amanezca, haré mis maletas y me iré a mi casa.
  Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, no logré conciliar el sueño. Pude percatarme de la llegada de Chiharu. Llamó mi nombre un par de veces, y luego, subió las escaleras velozmente. Me di cuenta de que se asomó a la habitación, y abriendo hasta la mitad la puerta, observó cada rincón de la habitación. Yo me hice el dormido. La luz del corredor dejó entrever una cara preocupada y sudada. Pareciera como si estuviese muy preocupado por mí... ¡No, no y no! Está más que claro que a quien él ama en verdad es a ese Hiroshi, no a mí. Cuando me vió, volvió a cerrar la puerta lentamente, mientras se alejaba a paso lento y cansado.

  Cuando apareció el Sol, Chiharu estaba parado a los pies de la cama, mirándome fijamente. Me levanté de golpe y lo miré un poco asustado.
–¿Qué? –dije levantándome sin seguirlo mirando.
–¿Qué fue todo eso de ayer? –preguntó en tono decidido.
–Nada –respondí tratando en lo posible de ignorarlo.
–¿Cómo que nada? –dijo acercándose –Arekusandā, me preocupas.
–¡Sí, claro! ¿¡Igual o menos que Hiroshi, eh?!
–¡¿Qué?! ¡Oye! ¿De dónde coños has sacado esa estupidez? –dijo con mucha cólera.
–Eso no importa –respondí nuevamente intentando ignorarlo –. Hoy es Lunes, por lo tanto –dije cambiando de tema –recogeré todas mis pertenencias y me iré de vuelta a mi casa.
–¡Arekusandā Mitsou! –gritó estruendosamente Chiharu-san –¡Maldita sea! ¡¿¡¿Qué te pasa?!?!
–¡¡Déjame en paz!! –grité desde el otro extremo del cuarto mientras cerraba mi balija.
  Chiharu se acercó a paso firme y grande hacia donde yo estaba. Me tomó firmemente del cuello y besó mis labios de una manera violenta y forzada.
–¡Aléjate de mí! –exclamé dándole una bofetada en la mejilla izquierda –No vuelvas a hacer eso mientras tus labios tengan sabor a Hiroshi.
  Con esto, bajé rápidamente las escaleras, busqué las llaves y salí de allí hacia el bus más cercano que me llevara a la Academia Mirai Senshi.
  Entré, busqué mis llaves y salí de allí sin despedirme de nadie.

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