sábado, 11 de junio de 2011

Riko-tekina ai no tetsugaku - Capítulo 12: "El árbol de cerezo".

  04 de abril de 1998. Plena época de primavera. Ése fue el día en que conocí al ser más perfecto de todos. Bajo un árbol de cerezo, se hallaba la primera y última vez que le vi. Su cabello rubio, su personalidad seria y pasiva. Sus bellos ojos de color café claro. Me había enamorado a primera vista, a pesar de que era nueve años mayor que yo. Sin embargo, desde esa fecha hasta el presente, no le he vuelto a ver.
  Asistía al mismo Instituto en el que yo iba. Y créanme, es una gran lástima no saber más de él. Ni siquiera me enteré de su nombre. La única cosa que supe de él, además de su edad, era que tenía una gran pasión por los libros, pues todos los días se le veía en la biblioteca, leyendo y leyendo sin parar.
  En verdad me gustaría saber qué fue de él, pero el destino no me ha dado la oportunidad de verle de nuevo, y dudo mucho que llegue a suceder...

–Misaki, ¡Misaki!
–¿Eh? ¿Qué sucede? 
–Te has quedado dormido nuevamente. Venga, levántate. Dentro de media hora llegará Okawa-san, y no querrás dar una mala impresión al productor más importante de Japón.
¡OKAWA-SAAAAAAAAAN! –grité despertando de golpe –. Nori-Senpai, ¿luzco bien? ¡Debo estar lo mejor presentable posible para dar una buena impresión a Kenji Okawa. ¿Te lo imaginas? ¡Que acepte ser nuestro representante sería un factor muy valioso para Invisible Lover!
–Sí, lo sé –asintió Nori dubitativo –. Sin embargo, toma en cuenta el hecho de que él es uno de los más exigentes de todos, por lo tanto, costará convencerlo con un solo álbum. Además, recuerda que somos novatos, ¡ni siquiera hemos vendido más de 50.000 copias para, por lo menos, entrar a la lista de Okawa! 
–No seas negativo, Nori-Senpai –respondí tratando de convencerlo –, ¡quién sabe y acaba convencido!

  Terminada nuestra conversación, me levanté del sofá y peine mi negro cabello rápidamente. Transcurrieron cinco minutos, y Okawa-Sensei había llegado. Estuvimos alrededor de una hora y media conversando con él, tratando de convencerlo con mucho optimismo.

–¿Ves lo que te dije, Misaki? –dijo Nori tomando café –...Era muy difícil convencerlo con solo 5.000 copias vendidas.
–¡NO ES JUSTO! –exclamaba constantemente con mucha decepción –¡SOMOS MUCHOS MEJORES QUE...!
–No, Misaki –se apresuró a decir Nori-Senpai –. No somos mejores que White Flame. ¡Ellos han vendido casi 100.000 copias sólo en la ciudad de Tokio! Piénsalo bien. Ellos son muy buenos.
  No me atreví a iniciar una discusión sobre ese tema. Nori-Senpai tenía razón. 
 White Flame es la banda Pop número uno de Japón. Desde sus inicios, han sido grandemente exitosos. Creo que uno de cada tres japoneses son fans de esa agrupación. Aunque debo decir que sus integrantes son realmente una porquería.

–¿Sabes qué? –dije levantándome con decisión –Me ha contaminado todo esto de Okawa y White Flame. Iré a dar una vuelta. ¿Vienes?
–No, gracias, Misaki –contestó Nori –. Prefiero quedarme a descansar un rato.
–Como quieras, Senpai –dije sonriendo –. ¡Adiós!
–Adiós, Misaki, adiós.
  Salí del departamento y bajé el ascensor hasta llegar a la planta baja.
  Caminé y caminé, mientras reflexionaba acerca de Invisible Lover. ¿Lo lograremos? Es decir, White Flame por mucho que los deteste, son realmente talentosos. Mientras que Invisible Lover aún carece de práctica. Más bien, de talento... ¿Qué rayos necesito para poder inspirarme? Al menos para que una vez en esta miserable vida haga algo correctamente.
  Tratando de despejar mi mente, entré a una cafetería, me atrevería a decir, cinco estrellas. Era la más elegante de todo Tokio. Sin embargo, nunca se le veía repleto de gente famosa, mucho menos de gente normal. En cuestión de público, era igual que las cafeterías corrientes.
–¿Qué le sirvo, señor? –preguntó la dama que atendía.
–Un capuccino de vainilla, por favor –respondí sentándome en una de las sillas de la barra.
  Pocos segundos después, comencé a escuchar un gran alboroto en la calle. Flashes y cámaras empezaron a salir de un edificio que estaba frente al local. De pronto, en medio de los paparazzis y la gente que conformaba aquella gran masa de gritos y aplausos, apareció un sujeto alto y vestido de manera muy formal. Al parecer se dirigía con mucha tranquilidad –a pesar de todo el revuelvo que aparentemente causaba– hacia la cafetería donde yo, sí, donde yo estaba.
  Por suerte la cafetería contaba con un sistema de guardia. Apenas el tipo entró a la cafetería, ellos cerraron la puerta polarizada y eso evitó el paso de los periodistas.


–¿Qué desea servirse, señor? –preguntó una joven que tenía lágrimas en los ojos. De hecho, todas las que allí atendían, además de estar a punto de llorar, habían hecho una fila detrás de ella para poder atender al recién llegado. 
  No sé si estoy en lo correcto o no, pero al parecer, es bastante popular.
–Sírvame un café muy cargado –respondió el hombre sin inmutarse en lo más mínimo ante la demencia que las encargadas del servicio de la barra sufrían por él.
  La joven que recibió el pedido, salió casi a a punto de gritar, con una gran sonrisa en el rostro. Creo que estaba locamente enamorada de él.
–Ni se atrevan –dijo el sujeto rompiendo el silencio con su voz profunda y atractiva. Traté de buscar el por qué de esas palabras. De pronto, todas las chicas de la barra, tenían en mano un libro, de portada rosada, y un lápiz cada una, aparentemente con la intención de pedir un autógrafo. Y no las culpo, porque, realmente, era muy atractivo... ¡¡¿Por qué estoy diciendo estoooo?!!

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