lunes, 28 de marzo de 2011

Ai no tetsugaku - Capítulo 2 1/2: "¡No puedo creerlo!... No, en verdad, no puedo creerlo".

  Han transcurrido seis días, y mi graduación es mañana. Mejoré mis calificaciones, al punto en que el profesor me felicitó por mis logros en tan poco tiempo. Me dediqué una tarde libre a buscar en internet posibles establecimientos educativos que me hayan gustado, para después presentarme como profesor de Filosofía.
  Creo que ya lo han notado pero, tengo más confianza en que recibiré el diploma que tanto anhelo. Ya sé que apenas un par de días atrás pensaba lo peor de mí, sin embargo, ya no pienso lo mismo. Por supuesto que me esforcé el doble de lo que ya hacía pero, aquí están los resultados...

–¿Qué...? Arekusandā, ¿estás bien? –preguntó Igunashio con los ojos muy abiertos.
–¿Por qué lo preguntas? –respondí –me siento de maravilla.
–No, es que... Arekusandā, luces muy mal –reiteró aún más preocupado –de verdad.
–Aquí vamos de nuevo, Senpai, estoy bien, en verdad –contesté sonriéndole con sueño.
–Di lo que quieras pero, necesitas descansar, YA –sentenció Igunashio.
–¿Cómo quieres que me vaya a dormir? Vamos, es el último día –dije despreocupado –no te alarmes.
–¿En serio? ¿Y luego qué? ¿No te alimentarás y vivirás en tu oficina como ermitaño hasta que consigas un ascenso, y así sucesivamente?
–No digas estupideces, Igunashio –respondí enojado –no será así.
–Eso espero, que no sea así –dijo levantándose de la silla –¿vamos? La clase está por empezar.
–Sí, vamos –contesté levantándome.

  Ingresamos a la sala en silencio, tratando de evitar ser vistos por el profesor debido a nuestro pequeño atraso pero, no fue así, nos miró de reojo y simplemente hizo un gesto de desaprobación. Tomamos asiento luego de esa incómoda mirada y la clase continuó.
  No sé si sea normal o no pero lo único que ronda en mi cabeza es... la verdad, ni sé en qué pienso. Ya no es tanto la graduación, sino... el encontrar a alguien especial. Todos mis conocidos tienen relaciones estables, unos comprometidos, otros a punto de casarse y otros, ya casados con hijos. Yo sólo quiero una relación normal, con alguien que me ame y que yo también ame, aunque cada día que me levanto, dudando más y más acerca de encontrar alguna alma dispuesta a unirse a la mía, para así, conformar un solo ser. ¿Dónde puedo buscarte? ¿En la calle? ¿Al otro lado del mundo? Desearía encontrarte lo más pronto posible, porque, vaya que me haces falta...

–Ha sido divertida esta última clase –comenté sonriendo –noté que el profesor está más contento que de costumbre, ¿por qué será?
–¿Por qué? Creo que está de más decir que su alegría se debe a que por fin nos vamos –respondió Igunashio irónicamente –le hacemos pasar muchas rabietas, y librarse de nosotros, es un alivio.
–Puede ser –contesté con una leve carcajada.
–Oye, cambiando de tema... –dijo Igunashio pensativo –¿ya viste la exposición de pinturas que hay en el centro de artes visuales frente a la plaza? –preguntó emocionado –¡tengo muchas ganas de ir!
–No, no lo he visto –respondí curioso –¿quieres que vayamos? –pregunté.
–¡¿De verdad?! ¡Sí, vamos! –respondió entusiasmado.

  Nos montamos en el autobús que conduce a la exposición, y después de 10 minutos, llegamos.

–Mira, Areku, es hermoso –comentó Igunashio mirando la pintura de un atardecer.
–Sí, es bonito –dije poco interesado (la verdad, no me gustó la pintura) –oye, iré a ver las pinturas sobre emociones, ¿de acuerdo? 
–Claro, te buscaré cuando termine de mirar las pinturas –respondió Igunashio.
–Bien –dije caminando hacia el otro lado del hall.

  Habían muchas pinturas con sentimientos profundos. Unas reflejaban el dolor de la muerte, otros la felicidad, y otros, reflejaban el amor. No pude evitar estar frente a una pintura simplemente... perfecta. Estuve contemplándola un buen rato sin moverme.

–Es muy bonita esta pintura –comentó un joven, aparentemente mayor que yo, alto, con voz susurrante –no recuerdo haber visto una mejor desde que visito exposiciones de arte.
–Sí... es bastante bonita –respondí intimidado por su aparición.
–¿Es tu primera vez? –preguntó el sujeto.
–¿M-mi primera vez? –dije confundido –oh, sí,sí, es mi primera vez en una exposición.
–Qué bien –respondió mirándome de reojo con una leve sonrisa.
–Se ve que usted tiene experiencia en pinturas –comenté mirándolo.
–Por favor, no llames por "usted", me hace sentir viejo –dijo sonriendo –y sí, he estado en muchas exposiciones, de hecho, soy pintor.
–¿En serio? –dije sorprendido.
–Sí –contestó –no de los mejores, pero me esfuerzo por ser bueno –respondió en tono humilde.
–Genial –dije sonriendo.
–¿Vienes solo? –preguntó.
–No, mi amigo me acompaña –respondí mirando su traje –fue suya la idea de venir –dije, esta vez, dirigiendo la mirada a sus ojos.
–Ah... –dijo mirándome a los ojos –y, ¿dónde está?
–No lo sé, él me buscará para luego irnos –respondí desviando la mirada, no podía mantener contacto visual con él.
–¿Quieres que demos un pequeño recorrido? –preguntó sonriendo.
–No, gracias, mi amigo no debe tardar –respondí sonriendo nervioso.
–Oh, ¿por qué no? De seguro demorará un poco, además –dijo de forma insistente –dijiste que él te buscaría, ¿no es así? –dijo sonriéndome.
–E-en verdad, prefiero esperarlo aquí –contesté nervioso (más nervioso aún por su insistencia) –gracias.
–Ya veo –dijo pensativo –pero, no te preocupes, estará bien –dijo mientras sus brazos envolvían mi cuerpo.
–¡AHÍ VIENE! –grité mientras alejaba sus manos de mi cintura. 
–¡Areku! ¿Estás bien? –preguntó Igunashio con dos bolsas de palomitas y un cintillo con orejas de gato.
–E-estoy b-bien –respondí tieso, con las manos frías de los nervios.
–Me voy a mirar las demás muestras –dijo el hombre alejándose con la mirada puesta en mí –hasta luego.
–Adiós –contestó Igunashio –Arekusandā, ¿te encuentras bien? Te ves pálido.
–¿Q-qué? N-no, est-toy bien –respondí temblando –vámonos que se hace tarde –dije caminando a la salida.
–¡La pasé increíble! –comentó sonriente Igunashio –te compré estas palomitas; quise comprarte unas orejas de gato pero, no quedaban más.
–No te preocupes, gracias –respondí cogiendo la bolsa de palomitas –oye, debo prepararme para mañana, ya sabes, la graduación y todo eso –dije distraído –nos vemos mañana.
–¡Seguro! –contestó sonriendo –hasta mañana, Areku-Senpai.

  Me alejé y caminé con destino a mi morada sin decir nada más.
  No pude evitar pensar en todo el camino sobre ese misterioso sujeto que me tocó. ¿Quién era? Y, ¿por qué hizo eso? Tenía muchas cosas rondando en mi cabeza, demasiadas como para seguir pensando en ellas. Arreglé mis cosas, me duche y simplemente, dejé caer mi cuerpo en la cama, instantáneamente mis ojos se cerraron y no desperté hasta la mañana siguiente.

domingo, 27 de marzo de 2011

Ai no tetsugaku - Capítulo 1: "Necesito ayuda, ¡ahora!".

  No puedo recordar como era el sentir la brisa chocar en mi cara... Así es, recientemente me he dedicado a estudiar como maniático ya que falta poco para que termine mis estudios y, porque mi sueño es poder graduarme como profesor de Filosofía en la Universidad de Tassei. Me he sacrificado mucho para lograr aprender aunque sea una pequeña fracción de lo que estudio pero, todo parece ser bastante inútil, ya que mi cerebro parece ser sólo un pedazo de masa sin nada en su interior.
  Mi hermana, Karoraina, acaba de irse a EE.UU. para estudiar la carrera de Enfermera, su vocación desde que tengo memoria. Siempre que me caía y me raspaba la rodilla, ella llegaba y me atendía tal como una enfermera profesional lo haría. Karoraina es mayor que yo, ella tiene 29 y yo tengo 23. Por cierto, me llamo Arekusandā Mitsou y en una semana, recibiré mi diploma de profesor de Filosofía... si es que lo logro.

–Y entonces, ¿saben o no saben la respuesta? –preguntó un señor bajo, un poco gordo y con ojos grandes, –no puedo creerlo, ¿¡han llegado a el último año de Filosofía y no saben la respuesta!? –gritó enojado el profesor – esto es inaceptable –dijo dejándose caer en su silla, continuado por el timbre que indica el final de la jornada.
–Vaya, ¡creí que nos comería vivos! –dijo un chico de cabello largo vestido de rojo –¿no lo crees? ¿Areku? ¡AREKU! –gritó sacudiéndome con fuerza –¡¿qué rayos pasa contigo?!
–No pasa nada, Igunashio-Senpai –respondí sin mayor reacción ante tal sacudida –es sólo que... estoy un poco cansado por tanto estudiar, eso es todo –dije tratando de enganchar mi mochila en mi brazo.
–No es necesario que me lo digas, se nota que te desvelaste más de una noche –dijo en todo preocupado Igunashio mirándome las ojeras –incluso tienes ojeras, Areku.
–En serio, estoy bien –respondí serio intentando colocar el estúpido bolso en mi hombro.
–Como digas –dijo desconfiando –oye, la mochila no se pone así –dijo riendo –se coloca así –y me la colocó de la manera correcta –de seguro es sólo distracción, nada de falta de sueño... –insinuó mirándome.
–Oh, demonios –dije enojado –¿puedes dejar de sermonearme? No eres mi madre –aclaré caminando hacia mi departamento.
–Por supuesto que no soy tu madre –respondió siguiéndome –pero, Arekusandā –dijo tomando mi brazo con intención de detenerme –soy tu amigo, y me preocupo por ti –dijo contemplando mi cansada expresión.
–Gracias por preocuparte, Igunashio pero, en verdad, esto es demasiado importante para mí –contesté mirándolo –mis calificaciones no son las mejores, y si no logro un aumento, quizá no me gradúe la próxima semana como profesor de Filosofía, y no quiero estar sentado en el público, contemplando como reciben sus diplomas mientras yo deberé estudiar otros 6 años más para lograr el diploma, no quiero hacerlo.
–Te entiendo, Senpai –respondió colocando su mano en mi espalda –todo saldrá bien, pero, por favor, al menos comparte conmigo algo de cafeína a la mañana, ¿de acuerdo? –dijo sonriendo.
–Por supuesto que sí –respondí sonriéndole –vamos, te invito a comer algo de pizza, ¿quieres? –pregunté un poco más animado.
–¡Vamos! –contestó mientras caminábamos hacia la pizzeria.
–Quiero una pizza de la casa –dije entregando el dinero a la cajera.
–Muy bien, espere mientras le entregamos su orden, caballero –dijo caminando hacia la cocina.
–Gracias –respondí dirigiéndome hacia la mesa.
–Hace calor –comentó Igunashio sacándose la chaqueta.
–¿Estás loco? Yo estoy muerto de frío –dije frotando mis manos en mis brazos –hoy amaneció muy frío también.
–¿En serio? –dijo mirándome de forma no sorprendida –es normal que sientas frío, el desvelarse de manera frecuente hace que tu cuerpo cambie de temperatura por no haber recobrando la energía con el sueño.
–¿Y tú cómo sabes tanto sobre eso? –pregunté curioso.
–Mi padre es doctor, una vez me desvelé y él me explicó por qué sentía frío cuando la temperatura del día era casi de 30°C.
–No sabía que tu padre era doctor –dije sorprendido.
–¿No lo sabías? –preguntó estupefacto –¡siempre te lo- espera, sé también por qué no lo recuerdas –dijo serio –el desvelarse a un nivel alto, causa confusión.
–Basta de eso –contesté harto de escuchar la palabra "desvelarse" –mira, ahí viene la pizza.
–Buen provecho –dijo el mesero colocando la pizza en el centro de la mesa.
–Gracias –contestamos al mismo tiempo.
–¿Y qué me cuentas de tus padres? Hace mucho que no sé de ellos –preguntó mordiendo su trozo de pizza.
–Después de que reciba el diploma, planean irse por un tiempo a Brasil.
–¿A Brasil? –preguntó Igunashio –¡qué bien! Me gusta mucho ese país.
–Sí –respondí tomando otro pedazo –no sé por qué se quieren ir al otro lado del mundo pero bueno.
–Seguro volverán pronto –dijo vertiendo algo de aceite a su pizza.
–Eso espero.


  Demoramos un poco en comer la pizza, pero ya terminando de comerla, nos levantamos e Igunashio se fue a su casa, y yo, a mi departamento solitario. Mi departamento es bastante deprimente según dicen quienes lo visitan pero, para mí está bien tal como está. Abro la llave, entro al baño para ducharme y luego de cepillarme los dientes, hago la tarea y estudio hasta las 6 de la mañana. Antes sólo hacia mi tarea y me iba a dormir pero, como estoy a punto salir de la universidad para buscar empleo como profesor, debo dar lo mejor de mi para poder ser alguien en esta miserable vida.


sábado, 26 de marzo de 2011

Introducción de bienvenida.

    ¿Cómo estás? Es un placer poder apreciar tus ojos mientras lees estos versos. Me he decidido por subir mis historias en alguna parte, así que, escogí un blog. Como te puedes dar cuenta, este blog es oficial, o sea, si ves alguno por ahí con estas mismas líneas o reproduciendo mis historias, éste es el único donde podrás contactarme directamente :) No sé si te gusten mis alocadas ideas que surgen cada vez que pretendo encender esta máquina e ingresar a escribir pero, cada letra, palabra, verso y párrafo, tiene un significado especial para mí. Acepto que quizás al principio de cada serie que escribo, suene algo aburrido (o bastante aburrido) sin embargo, poco a poco cada línea que lees, te irá envolviendo en sus brazos, seduciéndote, y al final, no podrás escapar. Okay, lo admito, éso sonó algo escalofriante pero, no, no soy un demonio que pretende apoderarse de tu alma, no, mi objetivo es único y sencillo como el entretener cualquier persona que se decida a leer lo que escribo. Cuando escribo, me inspiro mucho con los animes, ya sea del género "normal" o del género Yaoi.
    Puede ser que por ahora  no tenga muchos lectores, aunque así sea uno solo el que lea lo que yo escribo, me estimula para seguir en esto que me fascina, la escritura. No sé por qué pero, presiento que te estoy cansando un poco con todo esto de la bienvenida, ¿verdad? De acuerdo, dejaré de decir tonterías y me despediré. Muchas gracias por tu apoyo, por cada instante que gastas visitando mi blog y, ¿que más puedo decir? Tú, mi querido lector, eras, eres y serás lo que me inspira para cada día sentarme enfrente del ordenador y comenzar a escribir.

Con afecto,
Shiro Katsuhiro.