domingo, 26 de junio de 2011

Ai no tetsugaku - Capítulo 15 2/3: "Si aún tu corazón palpita por su nombre, no ahogues esos latidos".

–¿Por qué tanta prisa? preguntó Maikeru.
–Tengo un asunto de vida o muerte que debo resolver –respondí cerrando mi oficina.
  Eran alrededor de las 7:30 pm. Ya estaba oscuro, y mi preocupación, aumentaba a cada segundo.
–Pues que te vaya bien, Areku-chan –dijo Maikeru sonriendo.
  Dejé mi prisa por un momento. Con el corazón casi a punto de saltarme del pecho, lo miré.
–Gracias –contesté con seriedad.
  Salí de la academia como loco. Crucé las calles corriendo, no había tiempo de esperar un bus. Casi me atropellaron por no poner atención al semáforo. Gracias a un tipo que me jaló del saco, libré de haber quedado tirado en medio de la calle.
–¿Qué diablos pensabas, eh? –dijo una voz ronca.
–Lo siento... –respondí volteando –¡¿HIROSHI?!
–¿A dónde vas con tanta prisa? –preguntó mirándome a los ojos casi como si me estuviera amenazando.
–¡Éso no es tu problema! –grité respondiendo a su pregunta –Ahora, ¡suéltame! 
–De ninguna manera –dijo él tomándome con fuerza de ambos brazos –. ¿Crees que podrás evitar la partida de Chiharu? Pues no lo voy a permitir.
  Sentí un profundo miedo y pánico al escucharlo. 
  Me llevó hasta donde había un auto negro estacionado. Abrió el maletero del coche, y me arrojó con violencia a su interior. Aquello era prácticamente como un secuestro. Me había atado las manos con una soga. Y las piernas, las había amarrado con un cinturón de cuero. Tapó mi boca con un trapo de limpiar vidrios. Estaba lleno de magulladuras y heridas debido a que por tratar de escapar, él me golpeaba con lo que tuviera a mano.
–¡¿A DÓNDE ME LLEVAS?! –preguntaba constantemente con angustia.
A donde Chiharu ni nadie pueda encontrarte –contestó cerrando el maletero.
  Y echó a andar el auto.
  Me sentía sin fuerzas. Mi cuerpo estaba cubierto de moretones. Mi cara, cubierta de sangre. No podía comprender cómo aquello había sucedido en tan corta fracción de segundos.
  
• • 

–Necesito ubicar a Hiro-san... ¿Sabes a dónde se ha ido, Emi?
–No, Ruchia-sama. Hiroshi-Sensei salió del edificio sin decir a dónde iba.
–Esto es preocupante... Pero gracias de todas formas.
  Ruchia salió corriendo de la empresa donde Hiro-san trabajaba. 
  Encendió su teléfono, y con desespero, marcó el número de Chiharu.

–¿Ruchia? –dijo su voz, confundido –¿Que acaso todavía no borras mi número de tu celular?
–Agradece que aún no lo haya borrado. Escucha. Hiroshi al parecer trama algo.
–¿A qué te refieres? 
–No lo sé. Su actitud, su manera de desaparecer tan misteriosa de su trabajo... No quiero preocuparte, pero sospecho que está en alguna parte con Areku-chan.
–¿Ellos? ¿Y por qué debería preocuparme? Después de todo, Arekusandā y yo, no somos nada...
–No digas estupideces. Sé perfectamente que aún amas a Areku.
Veo que me conoces como la palma de tu mano.
No sé hacia qué lugar Hiroshi esté llevando a Areku, pero estoy segura que no será con buenas intenciones. Chisa-kun, por favor, debes  ir a buscarlo.
El maldito tren sale en diez minutos... Sin embargo, al demonio con el viaje. Arekusandā es y será siempre más importante –y dicho esto, colgó.
  Chiharu salió a toda velocidad de la estación. Corrió hasta su domicilio, se subió al auto y condujo como llama ardiente sin rumbo fijo. Sólo con la esperanza de encontrarlo sano y salvo, sin importar la distancia.

• • 

–Hemos llegado –dijo Hiroshi abriendo el maletero –. Muévete, idiota –dijo tomándome del pelo –. ¡Aquí la pasarás muy bien, muchacho! exclamó riéndose, azotándome contra el rocoso suelo.
–¡Vete al demonio, Fukuzawa! –exclamé sin aliento.
  Cómo me arrepentí de haber dicho aquello. Cogió una vara de hierro, y con ella, me golpeó hasta el cansancio. Mi cuerpo yacía en aquel lugar, bajo un sombrío árbol de cerezos, lleno de cortes y sangre, sangre por todos lados. Ya no tenía fuerzas para siquiera modular una palabra.
¡Adiós, Arekusandā–gritó, subiendo al  coche conducido con intensa rapidez.

• •  

  Chiharu conocía muy bien el auto de Hiro-san. Cada cierto tiempo, preguntaba a las personas que encontraba caminando en la acera. 
–Disculpe... –decía con desesperación –¿No ha visto un auto grande, de color negro y con faroles azulados? Tiene un alerón de color blanco.
–No, señor. No lo he visto –era la repetida respuesta que recibía de cada persona a la que preguntaba.
Maldición... –se decía a sí mismo –¿Dónde podrá estar...?
  En un intento por encontrarlo casi al borde de la locura, Chiharu comenzó a gritar su nombre en todas las calles que pasaba. Sus ojos estaban rojos de tanto llorar. Su boca, seca de tanto gritar. 
  Recorrió prácticamente todo Tokyo. Sin embargo, quedaba sólo un lugar por el cual no había pasado: El sendero de los cerezos. 
  Era conocido por ser un camino solitario y lleno de árboles de cerezo. Poca gente pasaba por él.
Quizá Hiroshi buscaba un lugar sin personas a su alrededor... –pensaba –Por lo tanto, es muy probable que haya ido hasta allá...

• •  

  Ya había perdido las esperanzas de vivir... Chiharu estaría ya, camino hacia un lugar lejano... Ya no logré impedir su ida. Siendo así, ¿para qué seguir viviendo? Sin él, mi vida pierde argumentos para existir...
  Sin embargo, mis ojos se iluminaron debido a la fuerte luz que asomaba por el camino. De primera parecían linternas débiles. Después, me percaté que en realidad eran dos faroles encendidos como llamas de fuego. Sea quien sea, rogaba a Dios que no me viera; porque sin Chiharu Takemura, mi vida, había sufrido una ruptura... una ruptura que había acabado con el aliento de mi alma...

3 comentarios:

  1. awwww......que bello el cap. de hoy....casi lloro que palabras mas bellas las que pronuncia al final Areku-chan (porque sin Chiharu Takemura, mi vida, había sufrido una ruptura... una ruptura que había acabado con el aliento de mi alma...)awwww...me llegaron al alma.....sigue asi que cada ves tus historias se vuelven mejores XD...gambare...:P

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, Samantha :) Me alegra que te haya gustado este capítulo.

    ResponderEliminar
  3. awwwwwwwwww casi lloro me dio tantanta pena tus historias son realmente hermosas

    ResponderEliminar