sábado, 30 de abril de 2011

¡En busca de portada representativa del blog!

  He observado que la novela ha tenido cierto éxito en el poco tiempo que lleva :) así que, estaba pensando en una imagen de introducción hacia el blog. ¿Ven arriba, donde está ubicado el título? Pues deseo colocar en su lugar una imagen que tenga plasmada a los personajes de la historia.
  Es simple. Si te gusta la novela y deseas participar, lo único que debes hacer es dibujar a la pareja principal (Arekusanda & Chiharu) en una especie de portada que mida 1024 de anchura y 768 de altura, por ejemplo, la imagen siguiente http://i54.tinypic.com/2hxu3vs.jpg es una muestra de lo que debe medir. Si tienes alguna duda, puedes mandarla a harunatsukiofficial@gmail.com y yo la responderé con gusto. 

Caract. de Arekusanda: un poco menos alto que Chiharu, cabello café claro, ojos 
negros, piel color normal.
Caract. de Chiharu: alto, cabello negro brillante, ojos verdes, piel pálida.

Fecha límite: Martes, 21 de Junio de 2011.

Ai no tetsugaku - Capítulo 7: "¡¿Qué es lo que me pasa?!".

–Resultó ser más dormilón de lo que pensé... Oye, levántate ya. Son las 11:30 de la mañana, ¿acaso despiertas a la misma hora todos los días? –dijo con una taza de chocolate caliente en mano.
–¿Eh...? ...Yo... ¿Chiharu-san?... ¡CHIHARU-SAN! –grité despertando de golpe –¡¿Qué...?! ¿Qué diablos hago yo aquí? ¡¿Y desnudo?! –preguntaba mirando debajo de la sábana.
–¿No te acuerdas? –respondió bebiendo de la taza –ayer... pasaste la noche aquí.
–¿Pasar la noche? –contesté –¿cómo...?
–Ah... menuda memoria –dijo levantándose –perdiste tus llaves, y te ofrecí mi cuarto de huéspedes para que tuvieras donde dormir hasta que las encontraras.
–Ya... –respondí mirándolo –entonces, ¿por qué estás tú aquí, si es el cuarto de huéspedes? Y... ¿por qué luce tan bien todo? Se supone que son cuartos poco usados, no debería estar tan bien decorado.
–Ya lo sé, luce bien porque ésta es mi habitación –contestó sentándose en la orilla izquierda de la cama –y tú dormiste aquí.
–¡¿QUEEEEEEEEEEEEEEEEE?!
–Tranquilo, no sucedió nada malo –dijo mirando a través de la ventana.
–¿¡NADA!? ¡Entonces explícame por qué coños estoy desnudo! –grité mirando con terror debajo de las sábanas.
–Haz memoria –respondió volviendo su rostro hacia mí –...tú y yo tuvimos relaciones ayer en la noche, Arekusandā.
–¿R-relaciones? –pregunté petrificado –¿t-tú y ...yo?
–Sí –contestó levantándose –ahora vístete. Debo ir a una reunión y me gustaría que antes de que me vaya, desayunaras. 
–¿Ve-vestirme? –dije tartamudeando –¿d-dónde... está mi r-ropa? 
–Toma –respondió arrojando mi camiseta, ropa interior y pantalón a la cama –te esperaré en la mesa, no tardes –dijo cruzando la puerta.
–¿Re... laciones? –murmuré reaccionando –...¿qué pasó ayer?
  Me demoré un par de minutos en vestirme. Entré al baño, me lavé la cara y bajé a desayunar, aún confundido por lo que pasó. ¿Por qué rayos no puedo recordar el motivo por el que lo hice con él?
–Por fin –dijo con una pequeña sonrisa –sírvete a gusto.
–Arigato –respondí sentándome lejos de él –oye...
–¿Qué? –contestó Chiharu sirviéndose té.
–¿Podrías decirme bien qué fue lo que sucedió ayer en la noche entre... tú y yo? –pregunté cortando un pedazo de bizcocho.
–¿Por qué la pregunta? –respondió mirándome.
–Bueno, no es normal despertar sin ropa, ¿no lo crees? –dije sirviéndome café.
–Sí, estoy de acuerdo. Pero, no entiendo tanto interés en saberlo, es decir, supongo que no te interesa nada que tenga que ver conmigo, ¿no es así? –contestó moviendo ligeramente su corbata.
–Claro, pero me involucra a mí –respondí mirándolo con sospecha –...¿cómo pasó? Estoy seguro que me drogaste con algo.
–¿Drogarte? ¡Já! No seas ridículo –dijo con una leve carcajada –estabas completamente sobrio, sin ningún tipo de droga corriendo por tus venas.
–Entonces, ¿por qué lo hice? –pregunté confundido.
–Sencillamente porque estás enamorado de mí –respondió comiendo un pedazo de bizcocho.
–¡¿QUÉ DICES?! Estás completamente loco –dije enojado –¡ahórrate tu estúpido orgullo y admítelo de una vez que me forzaste a hacerlo!
–Sí, al inicio deseaba obligarte, por eso amarré tus manos, pero... después me di cuenta que no era exactamente un acto obligado a la fuerza. Pude ver en tus ojos un brillo que me indicaba el sentimiento que está oculto en tu interior y que no deseas dejarlo salir por ningún motivo.
–¿De qué hablas? –dije ruborizándome enseguida –no hay ningún sentimiento oculto ni nada por el estilo. En todo el momento en que estuvimos juntos, deseaba largarme lo más pronto posible. Apenas tuviera la oportunidad de huir, lo habría hecho.
–¿En serio? –preguntó mirándome fijamente.
–Sí, ¡muy en serio! –respondí sin dudar.
–Bueno, veo que estás empezando a recordar algo de lo que pasó –dijo colocando su taza en la mesa –noté a mitad de la noche mientras dormíamos, que tú te habías despertado y... te diste cuenta de que, aparentemente, estaba dormido... Entonces dime, ¿por qué no huiste en ese momento? Estando yo dormido, podrías haberte ido sin mayores complicaciones.
  ¿Cómo demonios se dio cuenta que me había despertado?
–¿Qué? No seas absurdo, en ningún momento me desperté –contesté conmocionado.
–Te lo he dicho, debes pulir más tu capacidad de mentir –dijo –de ese modo, nunca lograrás engañarme, ni siquiera un poco.
–¡N-no estoy mintiendo! –dije alzando la voz.
–De acuerdo, haré como si tu mentira fuera lo suficientemente buena como para creérmela sin dudar –respondió levantándose –me voy a la reunión –dijo acercándose a mí –no me esperes para almorzar –agregó pasando su mano en mi cabeza –...adiós.
–¡Oye! –grité mientras estaba cruzando la salida –¿acaso crees que me voy a quedar? Me voy a mi casa –dije levantándome con decisión.
–¿Bromeas? Hoy es sábado –respondió riendo tapándose sutilmente la boca –y dudo que abran la academia, pero si quieres ir, no hay problema.
–¿Y las llaves? –pregunté.
–Hay una copia en el velador de mi cuarto. Búscala y llévatela, pero, no te atrevas a perderla también, sino la prensa o cualquier ladrón tiene libre la entrada a mi casa.
–No te preocupes –contesté asintiendo con la cabeza –las cuidaré.
–Bien, te veo luego –dijo cerrando la puerta.
–Adiós –respondí.
  Vaya... ahora resulté ser amo de casa.
  ¡¿Qué es lo que me pasa?! Todavía me cuesta creer que haya hecho el amor con Chiharu, ¡sin poner resistencia! De verdad estoy empezando a tenerme miedo a mí mismo...  

miércoles, 27 de abril de 2011

Ai no tetsugaku - Capítulo 6 2/2: "Una noche de huésped".

–¿Acaso crees que no me doy cuenta? –dijo mirándome a los ojos –sé perfectamente que te molesta el que no te necesite, ni siquiera para molestarte, deseas que esté ahí, contigo, ya sea por la razón que sea, pero odias, y admítelo, el que no te tome en cuenta.
–¡¿Por qué dices éso?! –grité forcejeando con su cuerpo sobre el mío –¡...no trates de hacerte el importante, el deseado! ¡Poco y nada me interesas! –dije mirándolo.
–Ya no eres un niño, por lo tanto, deberías practicar más tus mentiras –respondió atándome las manos con su corbata, la cual se había quitado junto con la camiseta blanca que traía puesta.
–¡¿Qué estás haciendo?! –pregunté nervioso, una vez más sintiendo mis mejillas sonrojarse.
–Te voy a enseñar que no se debe mentir... –contestó sonriendo ligeramente, mientras su mano recorría mi estómago de manera vertical –para que nunca más lo vuelvas a hacer –dijo llegando con su mano a mi pelvis.
–¡Detente! ¡Chiharu-san! –gritaba cada vez que podía. Llegó un momento en el cual me desnudó el torso y quedé solamente con el pantalón puesto.
–Ahora mismo puedo percibir cómo tu voz tiembla, de tan nervioso que estás –comentó desabrochando mi pantalón –...¿por qué temes? No te haré daño.
–¡Maldito pervertido! –respondí tratando se soltar el cinturón que apretaba mis muñecas, impidiendo mi movimiento.
–Cierra los ojos... –dijo acercando su rostro al mío –Arekusandā-san, te amo.
–¡¿Qué h-?! –no pude terminar mi frase, porque sentí cómo Chiharu-san penetraba en mí. Su cuerpo, tibio, su piel suave y pálida, estaban en ése momento, rozando con el mío. Gemía de la rabia, gemía... gemía por razones que desconozco, incluso una lágrima brotó de mis ojos. Sentía que el tiempo se había detenido, sentía la respiración de Chiharu más fuerte que antes, y sus manos suaves acariciaban mi cuello... Ya sé que negaba cualquier tipo de acercamiento hacia él, pero, en ése momento, sólo pasaba por mi cabeza el agradable olor de Chiharu-san, y su sutileza al tocarme.
  La salida e introducción de su miembro en mí duró un buen tiempo. Entretanto, yo trataba de hacer que se detuviera, pero mis manos atadas impedían que pudiera moverme. 
–Creo que me voy a correr dentro de ti... –susurró con la voz jadeante.
–¡¿Eh?! –respondí intimidado por tal confesión –¡¡Chiharu-san...!! –grité sintiendo un líquido caliente esparcirse dentro de mí.
  Luego de que éso ocurriera, Chiharu-san se acostó de mi lado. Antes de hacerlo, desamarró mis manos con tal ternura que besó mi frente sudada. Apenas tenía voz para decir algo. Sólo cerré los ojos y dejé mi cuerpo desnudo bajo las sábanas, y me dormí con Chiharu-san de mi lado.
  En medio de la noche, me desperté, y observé su rostro detenidamente. Odio decir esto, pero admito que hasta durmiendo es irresistible. Su piel prolija y blanca como la nieve, sus ojos verdes... todo en él... tenía algo, algo que hacía que fuera imposible no pensar en él todo el tiempo... ¿Me estaré enamorando de él? ¡Noooo! Imposible. Él es un hombre y yo, uno pero normal. No, no y no, jamás pasará eso. Además, ¡él acaba de violarme, así que puedo denunciarlo...! Pero, el acto de violar implica que te obliguen a tener relaciones sexuales en contra de tu voluntad... y, en ningún momento me negué. ¿Qué? ¡Claro que sí lo hice! ¡MUCHAS VECES...! Pero luego me detuve... ¿qué rayos me pasa? Mi mente no daba para más, así que volví a cerrar los ojos, tratando de evadir ésa confusa atracción.

lunes, 25 de abril de 2011

Ai no tetsugaku - Capítulo 6 1/2: "Una noche de huésped".

–¿Ya terminaste? –pregunté con la cabeza recostada en la mesa –estoy cansado.
–No... –respondió Chiharu-san escribiendo frenéticamente en el computador –aún no termino el concepto. Ni siquiera lo entiendo.
–¿Cuál concepto? –pregunté curioso.
–Éste –dijo señalando la pantalla –¿tiene que ver con tu profesión? No puedo entenderlo.
–Déjame ver –dije leyéndolo –...es el concepto antiguo de la filosofía.
–¿Eh?
–Sí, mira –señalé a la máquina –ahí, más abajo dice: "Así era definida la filosofía en la antigüedad".
–¡Rayos! –dijo tocándose la frente con gesto sorprendido –ahí estaba, en frente de mis ojos. Ah... Arigato, Arekusandā-san.
–D-de nada –respondí, sorprendido por el "Arekusandā-san", es la primera vez que me dice así.
–Si quieres puedes irte –dijo sacándose los lentes –ya estoy por terminar.
–¿Seguro? –respondí mirando su trabajo en el computador.
–Sí, vete –dijo mirándome de manera seria. –No es necesaria tu ayuda, no por ahora.
  ¿¡Ven!? ¿Entienden a lo que me refiero? Chiharu-san está actuando demasiado frío.
–Bien –dije levantándome mientras miraba mi reloj –son las 20:30, ¿seguro que no necesitas mi ayuda? –volví a preguntar arreglando mi maleta.
–Te he dicho que no –respondió sin mirarme –si me sigues interrumpiendo, no terminaré pronto.
–Sí, lo siento –contesté guardando algunas de mis cosas en la gaveta bajo el escritorio –hasta mañana entonces –dije cerrando la gaveta con llave.
  Salí de la oficina y me dirigí a mi departamento en silencio.
  ¿Por qué estará actuando de ésa manera Chiharu-san? ¿Dije algo malo...? Bueno, quizá dije algo malo para él, sin embargo, se lo merece por andarme molestando. ¿Quién se ha creído? Encima me entrega su carta de contacto apenas lo veo para hacerse el importante. ¿Cree que lo voy a llamar algún día? ¡Já! Está loco si cree que alguna vez en su vida lo voy a siquiera necesitar.
  Me detuve delante de una caja. En su interior había un pequeño gato, hermoso a mi parecer. Me llamó la atención su presencia en medio de la calle. Por un instante observé la caja donde estaba y vi a un costado algo escrito. Decía: "Adóptame, por favor". Ésa fue la gota que rebalsó el vaso. ¡No me pude resistir! Tomé en brazos aquel tierno animalito y seguí caminando sin dejar de mirarlo. Era tan suave, sus ojos color miel y su pelaje café con blanco lo volvía mucho más adorable, tomando en cuenta que se apegó a mi apenas lo sostuve entre brazos. 
  Con la maleta en una mano, y el gato en la otra, entré a una tienda de revistas y busqué la última edición del manga "Inocencia Romántica", mi favorito. Pagué al señor del pequeño local y salí con la edición en mano. Me sentía más dificultado al momento de moverme. El gato en el brazo izquierdo, la maleta en la mano derecha, más el manga; con éso definido, supe que no debería entrar más a ninguna tienda, ni mucho menos acoger a otro lindo gatito, sino perdería noción de mí mismo.
  A una manzana de mi casa, busqué entre mis bolsillos la llave del departamento. Busqué por un momento... Y no las encontraba. Mantuve la calma ya que faltaba por revisar mi maleta. Bajé con cuidado el gato, a la vez teniendo precaución para que no se me perdiera, y busqué entre mis cosas. ¡¡¡No estaban!!! ¡Demonios, creo que se me quedaron en la oficina! ¡¿Y si me devuelvo?! No... ¡ya cerraron! Joder, ¡¿por qué soy tan estúpido?! ¡¡ME LO MEREZCO POR DISTRAÍDO!!
–¿Qué te mereces? –preguntó una voz gruesa detrás mío.
–¿¡Eh!? –exclamé volteando –genial, sólo esto me faltaba. 
–Perdiste tus llaves, ¿no es así? –intuyó Chiharu-san mirándome de reojo.
–¡No...! –respondí levantándome entretanto cerraba la valija –sólo... se me olvidaron en la oficina.
–¿Y? –dijo mirando alrededor –¿te quedarás en la calle esta noche?
–¿En la calle? ¡Por supuesto que no! –contesté pensando –...supongo que pasaré la noche en un hotel cercano...
–Mi casa queda a un par de manzanas más –dijo mirando el camino –tengo un cuarto de huéspedes, puedes dormir ahí esta noche.
–¡¿Qué?! –pregunté horrorizado –¡no iré a ninguna parte, menos contigo! 
–¿Entonces dónde diablos piensas pasar la noche? –preguntó serio –no te hagas el difícil y acepta mi proposición.
–No es que me haga el difícil –respondí enojado –pero no es de mi agrado incomodar a las personas.
–Te lo estoy ofreciendo yo, por lo tanto, no tiene por qué incomodarme –dijo arreglando su bufanda –así que muévete, no tengo intención de permanecer mucho tiempo aquí parado.
  No tuve más elección que aceptar su hospedaje. Lo seguí caminando detrás de él. No hablé en ningún momento. Si quiera para quejarme, nada. Estaba realmente nervioso por el hecho de tener que entrar a su casa, ¡¿por qué él?! Hablo en serio al decir que, si un asesino me hubiera ofrecido su espeluznante guarida, la hubiera aceptado con gusto con tal de no ver al señor Seriedad.
–No tienes motivo para estar nervioso –dijo con esa típica voz susurrante y profunda.
–¿¡Nervioso!? ¿Quién te dijo que estoy nervioso? Por favor, no seas absurdo.
–Si tu lo dices –dijo a paso firme sin voltear a mirarme. Luego de transcurridos unos 5 minutos más, sus pasos fueron disminuyendo. –Bien, aquí es –dijo deteniéndose delante de una casa blanca, de dos pisos, elegante y simple, con una entrada amplia. –No te extrañes si ves algo solitaria mi morada. Vivo sólo, por lo tanto, no hay mucho en su interior. 
  Ingresé sin decir nada. La decoración era bellísima, y bastante simple para ser un aclamado pintor. Miraba sus paredes, de las cuales colgaban cuadros. Las puertas eran negras. El tamaño de las ventanas equivalían a la mitad del tamaño de la puerta. Además, su interior olía a rosas... extraño, pero notablemente agradable. También noté un estante con muchos peluches de koalas, de distintos tamaños. No sabía que tener gusto por las flores fuera malo, y tener un gusto por peluches de animalitos fuera normal...
–La habitación está al fondo del pasillo, segunda puerta del lado derecho –dijo dejando caer su maletín a un lado del sofá –¿quieres algo? 
–No, gracias –respondí mirando el pasillo.
–¿Y el gato? –preguntó acercándose a mí –no debe quedarse sin un espacio para dormir –dijo acariciándolo con suavidad –¿por qué no lo dejas en la pequeña casa que tengo en el patio trasero? Revísala. No tiene un manto para que se acueste, pero yo le traigo uno.
–No te preocupes, Chiharu-san –respondí bajando al gato –puede quedarse en la habitación donde dormiré, no me molesta, al contrario.
–¿Seguro? –preguntó sirviéndose una taza de café.
–Sí, seguro –contesté mirándolo.
–¿Quieres un poco de café caliente? –ofreció dejando el recipiente encima de la mesa.
–No, muchas gracias... –respondí mirando su colección de peluches –veo que te gustan mucho los koalas –dije mirando a mi alrededor. En ese momento, me detuve mirando un gigante peluche de un koala con un moño rojo en el cuello. –¡Increíble! –exclamé mirando al colosal peluche –¡jamás en mi vida había visto tan gran muñeco!
–Ah, por cierto, él es Take-san –dijo pasando su blanca mano en la cabeza del peluche.
–¿Take-san? Como Bambú, ¿no? –dije sonriendo.
–Así es –respondió dándole un sorbo al café –...y entonces, ¿has pensado ya un nombre para el pequeño neko? –preguntó Chiharu-san sentándose en el sofá que estaba en frente mío.
–Todavía no –respondí mirando al gato –acabo de adquirirlo... no me he dado el tiempo para pensarle un nombre.
–"Akira" me parece interesante –comentó mirándome sin expresión facial.
–Suena bien –dije sonriendo levemente –ése será su nombre.
–¿Eh? –dijo sorprendido con mi decisión –¿acaso no pensarás mejor un nombre para él?
–Quizá debiera, pero no tengo cabeza para pensarle un nombre. Akira está bien.
–Como quieras –dijo bebiendo otro poco de su café.
–Chiharu-san... –dije con intención de preguntar algo –¿dónde está el baño? Necesito ir antes de dormir.
–Por supuesto –dijo poniendo la taza en la mesa –segundo piso, al fondo. Es la única puerta que tiene un objeto colgando de ella, te será fácil identificarla.
–Arigato –respondí levantándome. 
  Subí las escaleras despacio. Cuando llegué al segundo piso, noté que estaba lleno de habitaciones. Había una abierta, y creo que era la de Chiharu-san. Me asomé y noté que tenía un estante con varios libros en él, y de la pared, colgaba un cuadro. Era el cuadro que tanto me había gustado, el que compró. Sentí un calor en mi cuerpo, e inmediatamente, me devolví a donde debiera ir. Seguí las indicaciones de Chiharu y entré el baño. Al salir, me lo encontré afuera, fumando un cigarrillo.
–¿No es malo fumar dentro de un lugar cerrado? –dije cerrando la puerta.
–No –respondió exhalando el humo –además, ¿por qué crees que tengo el aromatizante que tanto perfuma la casa? No quiero que esto huela a bar –dijo apagando el cigarrillo en un cenicero que había en una mesita cerca de la escalera.
–Sí, ya veo –dije avanzando hacia las escaleras –bien... buenas noches, Chiha-
–He cambiando de opinión... –dijo con su voz susurrante, mientras me tomaba con fuerza de la cintura, pegándome hacia él –abajo hace frío, aquí arriba es más cómodo para dormir.
–¿Qué...? –dije sintiendo mis mejillas sonrojarse –no... ¡déjame bajar!
–¿Para qué? –respondió llevándome a su cuarto –aquí es más cálido –dijo empujándome, cayendo en su cama sin poder hacer nada.
–¡Chiharu-san, detente! –exclamé sintiendo su cuerpo arriba del mío –¡detente...!

jueves, 21 de abril de 2011

Ai no tetsugaku - Capítulo 5: "¿No has visto... nada?".

–Qué idiota de su parte el aparecer sin permiso, ¡sin siquiera tocar la maldita puerta! –exclamó Chiharu-san retrocediendo unos pasos de mí.
–L-la puerta estaba a-abierta, ¡lo siento! –se apresuró en responder el anciano.
  Lo mismo que le ocurrió a Chiharu-san... al parecer se dio cuenta de la similitud ya que, cuando el señor dijo eso, hizo una expresión "Deja Vu".
–No s-se preocupe –dije avanzando hacia él –usted... ¿qué vio? –pregunté preocupado. ¡¿Y SI VIO EL BESO QUE TAKEMURA ME DIO?! ¡MI VIDA SOCIAL Y LABORAL ESTARÍA ARRUINADA!
–¿Y-yo? –dijo nervioso el anciano –n-nada...
–¡DIGA SI VIO ALGO! ¡¿SI O NO?! –gritó Chiharu-san acercándose casi preparado para golpearlo.
–¿Ver? ¿Qué cosa? –preguntó sonando muy confundido –de verdad, señor, no he visto nada. Pasaba por aquí cuando escuché sus gritos y me decidí por asomarme y ver qué sucedía, y justo miré cuando usted y el señor discutían.
–¿Y sobre qué discutíamos? –preguntó Chiharu-san sonando aún más enojado y preocupado, con la diferencia que su camiseta se había desabrochado en la parte del pecho y dejaba entrever su musculoso y bien formado cuerpo... debido a sus bruscos movimientos cuando gritaba y demás... ¡DEMONIOS! ¡¿POR QUÉ ESTOY DICIENDO ESTO?! Comienzo a pensar que estoy siendo más anormal de lo que él es.
–No alcancé a escuchar, señor.
–¿Está seguro? –pregunté sintiendo que nada malo sucedería.
–Sí, señor.
–Muy bien, entonces fuera –dijo Chiharu-san empujándolo hacia la puerta, cerrándola con fuerza.
–Éso estuvo cerca... –dije mirándole su pecho.
–Sí –respondió mirándome –...¿qué pasa? –preguntó con una sonrisa tan irresistible... Sí, lo sé, una vez más digo cosas bonitas de Chiharu-san. ¡Rayos! No puedo evitarlo, ¡aunque lo intente!
–¿Eh?  –reaccioné dirigiendo rápidamente la mirada hacia su cara –¿qué dijiste?
–Nada... –contestó acercándose a mí –admítelo de una vez. 
–¿Admitir? ¿Admitir qué cosa?
–Que te encanto.
–¡¿Ahh?! ¡Idiota! ¡Por supuesto que no! –respondí frunciendo el ceño –es más, me desagradas.
–¿Te desagrado? –dijo torciendo la cabeza ligeramente hacia el lado –¿por qué te desagrado tanto? Que yo recuerde nada malo te he hecho para merecer tu desprecio, Areku.
–¡Para de decirme Areku! ¡No te permito usar mi apodo! –dije enojado –y me desagradas por el simple hecho de que nos tuvimos que conocer por tu asquerosa acción de... tocarme en la exposición. Éso fue totalmente ridículo e innecesario para mi.
–De acuerdo –respondió asintiendo con la cabeza –fue ridículo e innecesario, ¿verdad? Entonces, sólo fue éso, ¿no? ¿Por qué entonces termina siendo desagradable? No me digas que no te gustó porque lo percibí muy bien en tu mirada. Te había gustado, pero, supongo que el impacto del momento cegó tu verdadero sentimiento.
–¡¡¿DE QUÉ HABLAS?!! –grité alzando la voz –¡nunca se me pasó por la cabeza el haber sentido  algo, ni siquiera una pisca de placer! ¡NADA!
–¿Estás seguro de lo que me dices? –preguntó mirándome fijamente a los ojos, tan fijo que podría hacer llorar hasta al más malo de los malos, si fuera el caso.
–¡SÍ! –respondí realmente exaltado. ¡¿CÓMO SE LE OCURRE SEMEJANTE IDIOTEZ?!
–¿Seguro en verdad? –volvió a preguntar sin desviar la mirada ni por un segundo.
–¡CLARO QUE SÍ ESTOY SEGURO, IDIOTA! –grité empezando a sentirme nervioso. ¿Por qué? No lo sé. Odio que me insistan en cosas que al final, ¡yo resulto siempre estar en lo cierto!
–¿Seguro al cien por ciento? –interrogó una vez más sin cambiar el tono ni la mirada.
–¡Q-QUÉ SÍ! –contesté sintiéndome muy nervioso, al punto en que sentía mis rodillas bailar –¿POR QUÉ INSISTES? –en ése momento, sentí una gota de sudor correr por mi mejilla.
–¿Realmente... estás seguro de lo que me dices, Arekusandā? –insistió por última vez Chiharu-san, acercándose tanto a mí que empecé a ponerme muy nervioso, más de lo que ya estaba, incluso tuve que desviar la mirada, porque los ojos me pesaban tanto al momento de dirigirlos hacia el rostro de Chiharu-san –mírame a los ojos –dijo con voz susurrante –y dímelo de frente.
  Era inevitable quedarse paralizando ante su mirada. Simplemente hechizante, aunque desee negarlo con todas mis fuerzas.
–¡N-no sentí...! –me vi interrumpido por los brazos de Chiharu san, que estaban rodeando suavemente mi cintura. Su mano tibia recorrió mi estómago entero, acariciándolo mientras me susurraba al oído...:
–No trates de negarlo, tonto –dijo acercando sus labios a mi oreja –yo sé perfectamente que te ha estado sucediendo lo mismo que a mí. Quizá con menos frecuencia... –dijo pensativo –pero el hecho es que tú y yo, sentimos lo mismo.
–¿Y por q-qué debería estar sintiendo algo similar a lo que tú estás sintiendo...? –respondí sintiendo un fuerte escalofrío por el roce de su mano en mi cuerpo.
–Porque en el fondo, lo sientes –susurró acercando su boca esta vez a mi cuello –¿piensas que no noto el esfuerzo sobrehumano que haces para evitar siquiera sonreír por un momento cerca mío?
–¿D-de qué hablas...? N-no le encuentro sentido a nada.
–Por éso debo darle un sentido a tu miserable vida –dijo abrazándome con los brazos bien firmes a mi cintura –y tú, a la mía.
–Chiharu-san... –dije cerrando los ojos –termina con todo esto, ¡es una estupidez! Tú y yo somos hombres... no podemos... no es normal.
–No sé diferenciar entre normal y anormal, sobre todo, teniéndote cerca; todo se vuelve muy confuso... –dijo llevando su mano a mi mejilla, acariciándola suavemente –admito que antes pensaba que el amor a primera vista era una completa porquería sin sentido, pero contigo, he descubierto todo lo contrario... ahora soy un fiel creyente del amor a primera vista.
–No... –dije sintiendo mi rostro sonrojarse de manera desmedida –no puedes enamorarte a primera vista, de nadie. No nos conocemos bien, ni siquiera sabes dónde vivo.
–¿Y quién dijo que para oler una flor debes saber su nombre? –contestó acariciando mi pelo.
–Chiharu-san... basta –dije alejando sus brazos de mi cintura, caminando en dirección a la caja del escritorio –pongámonos a trabajar. Toma tu libreta o lo que hayas traído, mientras yo prendo el ordenador, para empezar el proyecto, ¿de acuerdo? Quiero terminar con esto lo más pronto posible.
–...Está bien –respondió abotonando su camiseta –...trabajemos en ello.
  Todo el resto del día estuvimos trabajando en el proyecto. Takemura no habló en todo el tiempo que permanecimos dentro de la oficina, excepto para preguntarme sobre el trabajo. Actuó doblemente frío y serio que de costumbre. De vez en cuando sacaba un cigarrillo de su pantalón y salía a fumar. Se ve que tiene una seria adicción a la nicotina... ¿Por qué está tan callado? Me pareció muy raro que ni para decirme algo molesto habló... bueno, mejor así.