lunes, 25 de abril de 2011

Ai no tetsugaku - Capítulo 6 1/2: "Una noche de huésped".

–¿Ya terminaste? –pregunté con la cabeza recostada en la mesa –estoy cansado.
–No... –respondió Chiharu-san escribiendo frenéticamente en el computador –aún no termino el concepto. Ni siquiera lo entiendo.
–¿Cuál concepto? –pregunté curioso.
–Éste –dijo señalando la pantalla –¿tiene que ver con tu profesión? No puedo entenderlo.
–Déjame ver –dije leyéndolo –...es el concepto antiguo de la filosofía.
–¿Eh?
–Sí, mira –señalé a la máquina –ahí, más abajo dice: "Así era definida la filosofía en la antigüedad".
–¡Rayos! –dijo tocándose la frente con gesto sorprendido –ahí estaba, en frente de mis ojos. Ah... Arigato, Arekusandā-san.
–D-de nada –respondí, sorprendido por el "Arekusandā-san", es la primera vez que me dice así.
–Si quieres puedes irte –dijo sacándose los lentes –ya estoy por terminar.
–¿Seguro? –respondí mirando su trabajo en el computador.
–Sí, vete –dijo mirándome de manera seria. –No es necesaria tu ayuda, no por ahora.
  ¿¡Ven!? ¿Entienden a lo que me refiero? Chiharu-san está actuando demasiado frío.
–Bien –dije levantándome mientras miraba mi reloj –son las 20:30, ¿seguro que no necesitas mi ayuda? –volví a preguntar arreglando mi maleta.
–Te he dicho que no –respondió sin mirarme –si me sigues interrumpiendo, no terminaré pronto.
–Sí, lo siento –contesté guardando algunas de mis cosas en la gaveta bajo el escritorio –hasta mañana entonces –dije cerrando la gaveta con llave.
  Salí de la oficina y me dirigí a mi departamento en silencio.
  ¿Por qué estará actuando de ésa manera Chiharu-san? ¿Dije algo malo...? Bueno, quizá dije algo malo para él, sin embargo, se lo merece por andarme molestando. ¿Quién se ha creído? Encima me entrega su carta de contacto apenas lo veo para hacerse el importante. ¿Cree que lo voy a llamar algún día? ¡Já! Está loco si cree que alguna vez en su vida lo voy a siquiera necesitar.
  Me detuve delante de una caja. En su interior había un pequeño gato, hermoso a mi parecer. Me llamó la atención su presencia en medio de la calle. Por un instante observé la caja donde estaba y vi a un costado algo escrito. Decía: "Adóptame, por favor". Ésa fue la gota que rebalsó el vaso. ¡No me pude resistir! Tomé en brazos aquel tierno animalito y seguí caminando sin dejar de mirarlo. Era tan suave, sus ojos color miel y su pelaje café con blanco lo volvía mucho más adorable, tomando en cuenta que se apegó a mi apenas lo sostuve entre brazos. 
  Con la maleta en una mano, y el gato en la otra, entré a una tienda de revistas y busqué la última edición del manga "Inocencia Romántica", mi favorito. Pagué al señor del pequeño local y salí con la edición en mano. Me sentía más dificultado al momento de moverme. El gato en el brazo izquierdo, la maleta en la mano derecha, más el manga; con éso definido, supe que no debería entrar más a ninguna tienda, ni mucho menos acoger a otro lindo gatito, sino perdería noción de mí mismo.
  A una manzana de mi casa, busqué entre mis bolsillos la llave del departamento. Busqué por un momento... Y no las encontraba. Mantuve la calma ya que faltaba por revisar mi maleta. Bajé con cuidado el gato, a la vez teniendo precaución para que no se me perdiera, y busqué entre mis cosas. ¡¡¡No estaban!!! ¡Demonios, creo que se me quedaron en la oficina! ¡¿Y si me devuelvo?! No... ¡ya cerraron! Joder, ¡¿por qué soy tan estúpido?! ¡¡ME LO MEREZCO POR DISTRAÍDO!!
–¿Qué te mereces? –preguntó una voz gruesa detrás mío.
–¿¡Eh!? –exclamé volteando –genial, sólo esto me faltaba. 
–Perdiste tus llaves, ¿no es así? –intuyó Chiharu-san mirándome de reojo.
–¡No...! –respondí levantándome entretanto cerraba la valija –sólo... se me olvidaron en la oficina.
–¿Y? –dijo mirando alrededor –¿te quedarás en la calle esta noche?
–¿En la calle? ¡Por supuesto que no! –contesté pensando –...supongo que pasaré la noche en un hotel cercano...
–Mi casa queda a un par de manzanas más –dijo mirando el camino –tengo un cuarto de huéspedes, puedes dormir ahí esta noche.
–¡¿Qué?! –pregunté horrorizado –¡no iré a ninguna parte, menos contigo! 
–¿Entonces dónde diablos piensas pasar la noche? –preguntó serio –no te hagas el difícil y acepta mi proposición.
–No es que me haga el difícil –respondí enojado –pero no es de mi agrado incomodar a las personas.
–Te lo estoy ofreciendo yo, por lo tanto, no tiene por qué incomodarme –dijo arreglando su bufanda –así que muévete, no tengo intención de permanecer mucho tiempo aquí parado.
  No tuve más elección que aceptar su hospedaje. Lo seguí caminando detrás de él. No hablé en ningún momento. Si quiera para quejarme, nada. Estaba realmente nervioso por el hecho de tener que entrar a su casa, ¡¿por qué él?! Hablo en serio al decir que, si un asesino me hubiera ofrecido su espeluznante guarida, la hubiera aceptado con gusto con tal de no ver al señor Seriedad.
–No tienes motivo para estar nervioso –dijo con esa típica voz susurrante y profunda.
–¿¡Nervioso!? ¿Quién te dijo que estoy nervioso? Por favor, no seas absurdo.
–Si tu lo dices –dijo a paso firme sin voltear a mirarme. Luego de transcurridos unos 5 minutos más, sus pasos fueron disminuyendo. –Bien, aquí es –dijo deteniéndose delante de una casa blanca, de dos pisos, elegante y simple, con una entrada amplia. –No te extrañes si ves algo solitaria mi morada. Vivo sólo, por lo tanto, no hay mucho en su interior. 
  Ingresé sin decir nada. La decoración era bellísima, y bastante simple para ser un aclamado pintor. Miraba sus paredes, de las cuales colgaban cuadros. Las puertas eran negras. El tamaño de las ventanas equivalían a la mitad del tamaño de la puerta. Además, su interior olía a rosas... extraño, pero notablemente agradable. También noté un estante con muchos peluches de koalas, de distintos tamaños. No sabía que tener gusto por las flores fuera malo, y tener un gusto por peluches de animalitos fuera normal...
–La habitación está al fondo del pasillo, segunda puerta del lado derecho –dijo dejando caer su maletín a un lado del sofá –¿quieres algo? 
–No, gracias –respondí mirando el pasillo.
–¿Y el gato? –preguntó acercándose a mí –no debe quedarse sin un espacio para dormir –dijo acariciándolo con suavidad –¿por qué no lo dejas en la pequeña casa que tengo en el patio trasero? Revísala. No tiene un manto para que se acueste, pero yo le traigo uno.
–No te preocupes, Chiharu-san –respondí bajando al gato –puede quedarse en la habitación donde dormiré, no me molesta, al contrario.
–¿Seguro? –preguntó sirviéndose una taza de café.
–Sí, seguro –contesté mirándolo.
–¿Quieres un poco de café caliente? –ofreció dejando el recipiente encima de la mesa.
–No, muchas gracias... –respondí mirando su colección de peluches –veo que te gustan mucho los koalas –dije mirando a mi alrededor. En ese momento, me detuve mirando un gigante peluche de un koala con un moño rojo en el cuello. –¡Increíble! –exclamé mirando al colosal peluche –¡jamás en mi vida había visto tan gran muñeco!
–Ah, por cierto, él es Take-san –dijo pasando su blanca mano en la cabeza del peluche.
–¿Take-san? Como Bambú, ¿no? –dije sonriendo.
–Así es –respondió dándole un sorbo al café –...y entonces, ¿has pensado ya un nombre para el pequeño neko? –preguntó Chiharu-san sentándose en el sofá que estaba en frente mío.
–Todavía no –respondí mirando al gato –acabo de adquirirlo... no me he dado el tiempo para pensarle un nombre.
–"Akira" me parece interesante –comentó mirándome sin expresión facial.
–Suena bien –dije sonriendo levemente –ése será su nombre.
–¿Eh? –dijo sorprendido con mi decisión –¿acaso no pensarás mejor un nombre para él?
–Quizá debiera, pero no tengo cabeza para pensarle un nombre. Akira está bien.
–Como quieras –dijo bebiendo otro poco de su café.
–Chiharu-san... –dije con intención de preguntar algo –¿dónde está el baño? Necesito ir antes de dormir.
–Por supuesto –dijo poniendo la taza en la mesa –segundo piso, al fondo. Es la única puerta que tiene un objeto colgando de ella, te será fácil identificarla.
–Arigato –respondí levantándome. 
  Subí las escaleras despacio. Cuando llegué al segundo piso, noté que estaba lleno de habitaciones. Había una abierta, y creo que era la de Chiharu-san. Me asomé y noté que tenía un estante con varios libros en él, y de la pared, colgaba un cuadro. Era el cuadro que tanto me había gustado, el que compró. Sentí un calor en mi cuerpo, e inmediatamente, me devolví a donde debiera ir. Seguí las indicaciones de Chiharu y entré el baño. Al salir, me lo encontré afuera, fumando un cigarrillo.
–¿No es malo fumar dentro de un lugar cerrado? –dije cerrando la puerta.
–No –respondió exhalando el humo –además, ¿por qué crees que tengo el aromatizante que tanto perfuma la casa? No quiero que esto huela a bar –dijo apagando el cigarrillo en un cenicero que había en una mesita cerca de la escalera.
–Sí, ya veo –dije avanzando hacia las escaleras –bien... buenas noches, Chiha-
–He cambiando de opinión... –dijo con su voz susurrante, mientras me tomaba con fuerza de la cintura, pegándome hacia él –abajo hace frío, aquí arriba es más cómodo para dormir.
–¿Qué...? –dije sintiendo mis mejillas sonrojarse –no... ¡déjame bajar!
–¿Para qué? –respondió llevándome a su cuarto –aquí es más cálido –dijo empujándome, cayendo en su cama sin poder hacer nada.
–¡Chiharu-san, detente! –exclamé sintiendo su cuerpo arriba del mío –¡detente...!

2 comentarios:

  1. KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAaaaa~
    En la partee del Gatoo se parecee
    a Sekai-ichi Hatsukoi
    &
    Encerio??!! ?!!
    DeTodasManeras LooAmee :3

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  2. O: no salioo la partee despues de Encerio :Z
    Era:
    Encerio??!! "Inocencia Romantica"

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