jueves, 21 de abril de 2011

Ai no tetsugaku - Capítulo 5: "¿No has visto... nada?".

–Qué idiota de su parte el aparecer sin permiso, ¡sin siquiera tocar la maldita puerta! –exclamó Chiharu-san retrocediendo unos pasos de mí.
–L-la puerta estaba a-abierta, ¡lo siento! –se apresuró en responder el anciano.
  Lo mismo que le ocurrió a Chiharu-san... al parecer se dio cuenta de la similitud ya que, cuando el señor dijo eso, hizo una expresión "Deja Vu".
–No s-se preocupe –dije avanzando hacia él –usted... ¿qué vio? –pregunté preocupado. ¡¿Y SI VIO EL BESO QUE TAKEMURA ME DIO?! ¡MI VIDA SOCIAL Y LABORAL ESTARÍA ARRUINADA!
–¿Y-yo? –dijo nervioso el anciano –n-nada...
–¡DIGA SI VIO ALGO! ¡¿SI O NO?! –gritó Chiharu-san acercándose casi preparado para golpearlo.
–¿Ver? ¿Qué cosa? –preguntó sonando muy confundido –de verdad, señor, no he visto nada. Pasaba por aquí cuando escuché sus gritos y me decidí por asomarme y ver qué sucedía, y justo miré cuando usted y el señor discutían.
–¿Y sobre qué discutíamos? –preguntó Chiharu-san sonando aún más enojado y preocupado, con la diferencia que su camiseta se había desabrochado en la parte del pecho y dejaba entrever su musculoso y bien formado cuerpo... debido a sus bruscos movimientos cuando gritaba y demás... ¡DEMONIOS! ¡¿POR QUÉ ESTOY DICIENDO ESTO?! Comienzo a pensar que estoy siendo más anormal de lo que él es.
–No alcancé a escuchar, señor.
–¿Está seguro? –pregunté sintiendo que nada malo sucedería.
–Sí, señor.
–Muy bien, entonces fuera –dijo Chiharu-san empujándolo hacia la puerta, cerrándola con fuerza.
–Éso estuvo cerca... –dije mirándole su pecho.
–Sí –respondió mirándome –...¿qué pasa? –preguntó con una sonrisa tan irresistible... Sí, lo sé, una vez más digo cosas bonitas de Chiharu-san. ¡Rayos! No puedo evitarlo, ¡aunque lo intente!
–¿Eh?  –reaccioné dirigiendo rápidamente la mirada hacia su cara –¿qué dijiste?
–Nada... –contestó acercándose a mí –admítelo de una vez. 
–¿Admitir? ¿Admitir qué cosa?
–Que te encanto.
–¡¿Ahh?! ¡Idiota! ¡Por supuesto que no! –respondí frunciendo el ceño –es más, me desagradas.
–¿Te desagrado? –dijo torciendo la cabeza ligeramente hacia el lado –¿por qué te desagrado tanto? Que yo recuerde nada malo te he hecho para merecer tu desprecio, Areku.
–¡Para de decirme Areku! ¡No te permito usar mi apodo! –dije enojado –y me desagradas por el simple hecho de que nos tuvimos que conocer por tu asquerosa acción de... tocarme en la exposición. Éso fue totalmente ridículo e innecesario para mi.
–De acuerdo –respondió asintiendo con la cabeza –fue ridículo e innecesario, ¿verdad? Entonces, sólo fue éso, ¿no? ¿Por qué entonces termina siendo desagradable? No me digas que no te gustó porque lo percibí muy bien en tu mirada. Te había gustado, pero, supongo que el impacto del momento cegó tu verdadero sentimiento.
–¡¡¿DE QUÉ HABLAS?!! –grité alzando la voz –¡nunca se me pasó por la cabeza el haber sentido  algo, ni siquiera una pisca de placer! ¡NADA!
–¿Estás seguro de lo que me dices? –preguntó mirándome fijamente a los ojos, tan fijo que podría hacer llorar hasta al más malo de los malos, si fuera el caso.
–¡SÍ! –respondí realmente exaltado. ¡¿CÓMO SE LE OCURRE SEMEJANTE IDIOTEZ?!
–¿Seguro en verdad? –volvió a preguntar sin desviar la mirada ni por un segundo.
–¡CLARO QUE SÍ ESTOY SEGURO, IDIOTA! –grité empezando a sentirme nervioso. ¿Por qué? No lo sé. Odio que me insistan en cosas que al final, ¡yo resulto siempre estar en lo cierto!
–¿Seguro al cien por ciento? –interrogó una vez más sin cambiar el tono ni la mirada.
–¡Q-QUÉ SÍ! –contesté sintiéndome muy nervioso, al punto en que sentía mis rodillas bailar –¿POR QUÉ INSISTES? –en ése momento, sentí una gota de sudor correr por mi mejilla.
–¿Realmente... estás seguro de lo que me dices, Arekusandā? –insistió por última vez Chiharu-san, acercándose tanto a mí que empecé a ponerme muy nervioso, más de lo que ya estaba, incluso tuve que desviar la mirada, porque los ojos me pesaban tanto al momento de dirigirlos hacia el rostro de Chiharu-san –mírame a los ojos –dijo con voz susurrante –y dímelo de frente.
  Era inevitable quedarse paralizando ante su mirada. Simplemente hechizante, aunque desee negarlo con todas mis fuerzas.
–¡N-no sentí...! –me vi interrumpido por los brazos de Chiharu san, que estaban rodeando suavemente mi cintura. Su mano tibia recorrió mi estómago entero, acariciándolo mientras me susurraba al oído...:
–No trates de negarlo, tonto –dijo acercando sus labios a mi oreja –yo sé perfectamente que te ha estado sucediendo lo mismo que a mí. Quizá con menos frecuencia... –dijo pensativo –pero el hecho es que tú y yo, sentimos lo mismo.
–¿Y por q-qué debería estar sintiendo algo similar a lo que tú estás sintiendo...? –respondí sintiendo un fuerte escalofrío por el roce de su mano en mi cuerpo.
–Porque en el fondo, lo sientes –susurró acercando su boca esta vez a mi cuello –¿piensas que no noto el esfuerzo sobrehumano que haces para evitar siquiera sonreír por un momento cerca mío?
–¿D-de qué hablas...? N-no le encuentro sentido a nada.
–Por éso debo darle un sentido a tu miserable vida –dijo abrazándome con los brazos bien firmes a mi cintura –y tú, a la mía.
–Chiharu-san... –dije cerrando los ojos –termina con todo esto, ¡es una estupidez! Tú y yo somos hombres... no podemos... no es normal.
–No sé diferenciar entre normal y anormal, sobre todo, teniéndote cerca; todo se vuelve muy confuso... –dijo llevando su mano a mi mejilla, acariciándola suavemente –admito que antes pensaba que el amor a primera vista era una completa porquería sin sentido, pero contigo, he descubierto todo lo contrario... ahora soy un fiel creyente del amor a primera vista.
–No... –dije sintiendo mi rostro sonrojarse de manera desmedida –no puedes enamorarte a primera vista, de nadie. No nos conocemos bien, ni siquiera sabes dónde vivo.
–¿Y quién dijo que para oler una flor debes saber su nombre? –contestó acariciando mi pelo.
–Chiharu-san... basta –dije alejando sus brazos de mi cintura, caminando en dirección a la caja del escritorio –pongámonos a trabajar. Toma tu libreta o lo que hayas traído, mientras yo prendo el ordenador, para empezar el proyecto, ¿de acuerdo? Quiero terminar con esto lo más pronto posible.
–...Está bien –respondió abotonando su camiseta –...trabajemos en ello.
  Todo el resto del día estuvimos trabajando en el proyecto. Takemura no habló en todo el tiempo que permanecimos dentro de la oficina, excepto para preguntarme sobre el trabajo. Actuó doblemente frío y serio que de costumbre. De vez en cuando sacaba un cigarrillo de su pantalón y salía a fumar. Se ve que tiene una seria adicción a la nicotina... ¿Por qué está tan callado? Me pareció muy raro que ni para decirme algo molesto habló... bueno, mejor así.

2 comentarios:

  1. hola... soy adicta a las novelas yaoi..
    esta me encanto, espero con ancias el proximo capitulo,me alegra mucho el haber encontrado esta novela,aunque los capitulos son cortos pero vale la pena, sigue escribiendo...
    nos leemos!!

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  2. ¡Muchas gracias, Rosa! Revisa el blog regularmente, ya que cada dos o tres días se estrena un nuevo capítulo. Nos leemos :)

    PD: Me alegra mucho que hayas encontrado esta novela interesante.

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